MATEO 8,28-9,1
828 Llegó él a otra orilla, a la región de los gadarenos. Desde el cementerio dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan peligrosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
29 De pronto empezaron a gritar:
- ¿Qué tienes tú contra nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí antes de tiempo para someternos al suplicio?
30 Una gran piara de cerdos estaba hozando a distancia.
31 Los demonios le rogaron:
- Si nos echas, mándanos a la piara.
32 Jesús les dijo:
- Id.
Salieron y se fueron a los cerdos. De pronto la piara entera se precipitó al mar, acantilado abajo, y murió ahogada en el agua.
33 Los porquerizos salieron huyendo, llegaron a la ciudad y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.
34 Entonces la ciudad entera salió adonde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que abandonase su territorio.
9 1 Subió a una barca, cruzó a la otra orilla y llegó a su propia ciudad.
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LUCAS 8,27-39
827 Al saltar él a tierra fue a su encuentro un hombre de la ciudad que estaba endemoniado; hacía tiempo que no usaba vestido y no vivía en una casa, sino en los sepulcros.
28 Al ver a Jesús, dio un grito, se postró ante él y le dijo a voces:
- ¿Qué tienes tú contra mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te lo ruego, no me sometas al suplicio!
29 Es que Jesús le estaba mandando al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre; de hecho, hacía mucho tiempo que lo tenía en su poder y, aunque lo custodiaban teniéndolo atado con cadenas y grillos, él rompía las ataduras y el demonio lo empujaba a lugares desiertos.
30 Jesús le preguntó:
- ¿Cómo te llamas?
Respondió él:
- Legión.
Porque eran muchos los demonios que habían entrado en él,
31 y le suplicaban que no los mandara al abismo.
32 Había allí cerca una numerosa piara de cerdos hozando en el monte, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en ellos. Él se lo permitió.
33 Salieron los demonios del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara se abalanzó al lago, acantilado abajo, y se ahogó.
34 Al ver lo ocurrido, los porquerizos salieron huyendo y lo contaron en la ciudad y en los cortijos.
35 Salieron a ver lo ocurrido, llegaron adonde estaba Jesús y se encontraron al hombre del que habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su juicio, y les entró miedo.
36 Los que lo habían visto les contaron cómo había sido liberado el endemoniado.
37 Toda la población de la comarca de los gerasenos, presa de un miedo atroz, le rogó que se marchase de allí. Él subió a la barca y se volvió.
38 El hombre del que habían salido los demonios le rogaba por favor que lo admitiese en su compañía, pero Jesús lo despidió diciéndole:
- Vuélvete a tu casa y refiere lo que Dios ha hecho por ti.
39 Él se marchó para anunciar por toda la ciudad lo que Jesús había hecho por él.
MARCOS 5,2-20
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