domingo, 8 de septiembre de 2024

EL NIÑO EPILÉPTICO

MATEO 17,14-20

1714 Cuando llegaron adonde estaba la multitud se le acercó un hombre
15 que le dijo de rodillas:
- Señor, ten compasión de mi hijo, que tiene epilepsia y sufre terriblemente: muchas veces se cae en el fuego y otras muchas en el agua.
16 Se lo he traído a tus discípulos y no han sido capaces de curarlo.
17 Jesús contestó:
- ¡Generación sin fe y pervertida! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo aquí.
18 Jesús increpó al demonio y salió; en aquel momento quedó curado el chico.
19 Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte:
 - ¿Por qué razón no pudimos echarlo nosotros?
20 Les contestó:
- Porque tenéis poca fe. Os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza le diríais a ese monte que se moviera más allá y se movería. Nada os sería imposible.

LUCAS 9,37-43A

937 Al día siguiente, al bajar ellos del monte, salió al encuentro de Jesús una gran multitud
38 y, de pronto, entre la multitud un hombre exclamó:
- ¡Maestro, por favor, fíjate en mi hijo, que es el único que tengo!
39 Sin más lo agarra un espíritu, y de repente da un grito, lo retuerce entre espumarajos y a duras penas se va, dejándolo molido.
40 He rogado a tus discípulos que lo echen, pero no han sido capaces.
41 Jesús replicó:
- ¡Generación sin fe y pervertida! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros y soportaros? Trae aquí a tu hijo.
42 Mientras se acercaba lo derribó el demonio y empezó a retorcerlo. Jesús conminó al espíritu inmundo, curó al muchacho y se lo devolvió a su padre.
43a Todos quedaron impresionados de la grandeza de Dios.

MARCOS 9,14-29

914Al llegar él adonde estaban los discípulos vio en torno a ellos una gran multitud} a unos letrados que discutían con ellos. 15 Al ver a Jesús, toda la multitud quedo desconcertada; pero,  en seguida,  echando a correr, se pusieron a saludarlo. 16Él les preguntó:
-¿De qué discutís con ellos?
17Uno de la multitud le contestó:
-Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que lo deja mudo. 18 Cada vez: que lo agarra, lo tira por tierra, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, pero no han tenido fuerza.
19Reaccionó Jesús diciéndoles:
-¡Generación sin fe! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros?, ¿hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo.
20Se lo llevaron y, en cuanto lo vio el espíritu, empezó a retorcer al chiquillo; cayó por tierra y rodaba echando espumarajos. 21Jesús le preguntó al padre:
-¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?
Respondió:
-Desde pequeño; 22y muchas veces lo ha tirado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, conmuévete y ayúdanos.
23Jesús le replicó:
-¡Ese «si puedes»! Todo es posible para el que tiene fe.
24Inmediatamente el padre del chiquillo gritó:
-¡Fe tengo, ayúdame en lo que me falta!
25 Al ver Jesús que una multitud acudía corriendo, intimó al espíritu inmundo:
-¡Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él!
26Entre gritos y violentas convulsiones salió. El chiquillo se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que había muerto. 27Pero Jesús, cogiéndolo de la mano, lo levantó y se puso en pie.
28Cuando entró en casa sus discípulos le preguntaron aparte:
-¿Por qué no hemos podido echarlo nosotros?
29Él les replicó:
-Esta ralea no puede salir con nada, más que pidiéndolo.

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